El Día de Todos los Santos se festeja anualmente y desde el año 835 su objetivo es ofrecer un homenaje a todos los Santos sin importar la religión.
La fecha fue establecida por el papa Gregorio IV, luego de que Gregorio III consagrará una Basílica en la capilla de San Pedro en el Vaticano en honor a Todos los Santos.
Normalmente se asiste al cementerio donde fueron enterrados o se prende una vela para recordarlos, aunque cada país tiene formas particulares de recordarlos. En algunos organizan festejos, arman bailes y preparan comidas típicas.
Su origen hay que rastrearlo en la historia de la propia Iglesia. Entre los primeros cristianos se acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Pero como muchos eran martirizados al mismo tiempo, se debía aplicar un mismo día para la memoria de todos ellos.
Las persecuciones contra los cristianos eran muchas y cada emperador romano acrecentaba el número de mártires y aumentaba la crueldad de los castigos. Por tanto, llegó el momento que el mismo día poseía varias memorias para recordar. La Iglesia consideró que cada mártir debía ser venerado y comenzó a pensar en un día en común para todos.
El 1 de noviembre, fue la fecha elegida para celebrar este día debido a que tiene la coincidencia con la celebración pagana del “Samhain” o el Año Nuevo Celta, que hoy en día se le conoce popularmente como Halloween o Noche de Brujas.
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