En medio de una grave sequía que afecta al sur de África, el gobierno de Namibia ha anunciado un controvertido plan para mitigar el hambre en la población: sacrificar 723 animales salvajes, incluidos 83 elefantes, 30 hipopótamos, 60 búfalos, 50 impalas, 100 ñus, 300 cebras y 100 antílopes. Esta medida tiene como objetivo distribuir la carne entre los ciudadanos afectados.
El Ministerio de Medio Ambiente de Namibia ha comenzado la matanza selectiva en parques y zonas comunales donde se ha observado que la población de animales supera las reservas de pastoreo y agua disponibles. Hasta la fecha, se han sacrificado 157 animales, produciendo más de 56,800 kilos de carne para el programa de ayuda contra la sequía.
El gobierno ha defendido la medida como una acción necesaria y en consonancia con su mandato constitucional para utilizar los recursos naturales en beneficio de la población. La sequía actual es una de las peores en décadas, y la ONU ha informado que el 84% de las reservas alimentarias de Namibia se agotaron en julio, exponiendo a casi la mitad de la población a graves niveles de inseguridad alimentaria.
La comunidad internacional sigue de cerca la situación en Namibia y las implicaciones de este plan.