Sara Rocha dice que los priistas que renunciaron al partido ya habían se les habían volteado de bando desde hace mucho

En medio de una creciente ola de renuncias y cambios de lealtades políticas, la presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, Sara Rocha Medina, optó por el silencio ante la salida de Alejandro Leal Tovías, exdiputado y figura de relevancia dentro del partido hasta hace poco. Pese a que la renuncia de Leal Tovías se hizo pública apenas ayer, Rocha Medina evitó emitir una postura clara al respecto, limitándose a decir que «pronto haremos una reunión para hablar exclusivamente de estos temas», sin dar más detalles ni abordar las posibles fracturas dentro del partido.

La tensión no terminó ahí. Al ser cuestionada sobre la participación de exmiembros priistas en un evento privado, concretamente la comida de cumpleaños del morenista Juan Ramiro Robledo, Rocha Medina intentó desvincular la asistencia de sus antiguos compañeros del trabajo político: «Una cosa es un festejo de amigos y otra cosa será trabajar en favor de otros partidos», declaró con cierta evasiva. Sin embargo, la mención de figuras como Leal Tovías y Miguel Martínez Medina, ambos presentes en el festejo, terminó por arrancar una declaración más reveladora: «Las personas que me mencionas tienen mucho rato que ya no están con nosotros», sentenció.

La frase, aunque clara, subraya una realidad incómoda para el PRI: quienes antes eran pilares del partido, hace tiempo que lo abandonaron en todo menos en lo formal. La renuncia pública de Leal Tovías no sorprendió, ya que, según parece, su distanciamiento se venía gestando desde hace tiempo. Sin embargo, lo que sí sorprende es la reticencia del liderazgo actual a reconocer que la pérdida de figuras clave como él es un síntoma de la erosión interna que enfrenta el PRI.

El intento por desmarcarse de los exmiembros que han ido migrando a otras fuerzas políticas, como Morena y el PVEM, parece más un esfuerzo por mantener la imagen de unidad que una estrategia efectiva para enfrentar la crisis. Mientras tanto, la renuncia de Leal Tovías no es más que una confirmación de lo que muchos ya sospechaban: la fuga de priistas no es un fenómeno aislado, sino parte de un proceso que podría seguir desangrando al partido en los próximos meses.