Mahsa Ghorbani, una de las árbitras más destacadas de Asia, se ha visto envuelta en una ola de amenazas tras ser seleccionada para dirigir un partido masculino en Irán. A sus 34 años, Ghorbani se enfrenta a presiones que la han llevado a abandonar el país por su seguridad.
En entrevista con el diario Hammihan , Ghorbani relató cómo las amenazas comenzaron de manera sutil, con solicitudes educadas para que se retirara del partido. Sin embargo, estas escalaron rápidamente a exigencias más graves, incluyendo que grabara un video simulando estar enfermo y no poder cumplir con su función. La situación llegó a tal punto que incluso se mencionaron ataques con ácido.
Este partido entre Esteghlal y Persépolis habría sido histórico, pues Ghorbani habría sido la primera mujer en integrar un equipo de arbitraje masculino en Irán. Sin embargo, las amenazas la obligaron a renunciar a esta oportunidad.
El caso de Ghorbani refleja las tensiones sociales y culturales que aún existen en Irán respecto a la presencia femenina en el fútbol y en la vida pública. En 2019, las mujeres lograron ingresar por primera vez a los estadios, un avance impulsado por la FIFA, pero la discriminación sigue latente.
Frente a este tipo de situaciones, surge la pregunta: ¿Qué medidas deberían tomar la FIFA para garantizar la protección de los derechos de los árbitros en todo el mundo?