El iceberg A23a, el más grande del mundo, ha comenzado a desplazarse nuevamente por el océano Antártico, después de varios meses girando en un mismo lugar. Este gigante de hielo, con una extensión de 3.672 kilómetros cuadrados, es cuatro veces más grande que la ciudad de Nueva York y había estado atrapado en la columna Taylor, un fenómeno oceanográfico en el que el agua en movimiento atrapa objetos sobre un monte submarino.
Desde su desprendimiento en 1986 de la plataforma de hielo Filchner-Ronne, la A23a ha sido monitoreado por científicos. Estuvo inmóvil más de 30 años en el lecho marino del mar de Weddell antes de comenzar su lento desplazamiento hacia el norte en 2020. Se espera que continúe su viaje hacia el océano Austral, lo que probablemente lo llevará cerca de la isla subantártica de Georgia del Sur.
En su travesía, el iceberg encontrará aguas más cálidas, lo que provocará su fragmentación en pedazos más pequeños hasta que se derrita por completo. Aunque este desprendimiento forma parte del ciclo natural de deshielo, los científicos están atentos a cómo el A23a influirá en los ecosistemas marinos, ya que, a pesar de que no contribuye al aumento del nivel del mar, podría aportar nutrientes a las aguas en la medida que se desplaza.
El fenómeno también genera preocupación sobre el impacto del calentamiento global en las regiones polares, ya que el rápido deshielo en la Antártida y el Ártico sigue siendo un tema clave en los estudios sobre cambio climático.
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