El reciente caso de agresión contra un ciclista en la avenida Venustiano Carranza deja en evidencia una cruda realidad: en San Luis Potosí no hay respeto por los ciclistas ni sus espacios. Poco importa si el agresor era escolta de un diputado, de un empresario o de cualquier particular. El problema de fondo es la impunidad con la que se violentan los derechos de quienes usan la bicicleta como medio de transporte.
La noche del jueves, circuló en redes sociales un video en el que un hombre armado sometió a un ciclista tras un altercado por el uso de la ciclovía, al ser detenido por la Guardia Civil Estatal (GCE), señaló que trabajaba para un diputado federal que al ser cuestionado por las autoridades negó conocerlo, además el supuesto escolta no contaba con licencia para desempeñarse como escolta ni con permiso para portar armas de fuego. Es decir, un ciudadano común armado que decidió que la ciclovía no es espacio para los ciclistas y respondió con violencia. Ahora, el caso está en manos de la Fiscalía General de la República (FGR), mientras que la Fiscalía Estatal debe responder por las agresiones sufridas por el ciclista afectado.
El incidente se registró a las afueras de un restaurante en el Centro Histórico, el empresario Alberto Narváez Arochi, dueño del establecimiento, aseguró que en su local se respeta la ciclovía y que los hechos ocurrieron en la calle, para deslindarse de responsabilidad, declarando que los agresores pertenecían a un grupo de «señoras provenientes de Tijuana», lo cierto es que el problema central sigue sin abordarse: la falta de respeto y garantías para quienes usan la bicicleta como medio de transporte.
Por su parte, el alcalde Enrique Galindo Ceballos reprobó el abuso y calificó la reacción de los agresores como un acto inaceptable. “La ciclovía es para darle seguridad y protección a los ciclistas. No vamos a permitir que este tipo de agresiones queden impunes”, sentenció. También anunció que en los próximos días se harán modificaciones al reglamento de tránsito para reforzar el respeto a los peatones y ciclistas.
Sin embargo, más allá de declaraciones oficiales, el problema es claro: en San Luis Potosí los ciclistas siguen siendo vulnerados y sus espacios invadidos sin consecuencias reales. No es un hecho aislado. La agresión en Venustiano Carranza es una muestra más de la violencia cotidiana que enfrentan quienes optan por un medio de transporte sustentable. Hasta que no se garantice su seguridad con acciones concretas, la indignación seguirá creciendo.
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