Por: Psic. Luis M. Sánchez Leija / BAA
¿A qué resistimos con el Osito Bimbo?
«Este es mi país, y esta es mi gente, gente buena que trabaja, que lucha y que siente.
Este es mi país, y esta es mi gente, gente que ama, que ríe y que siente.
Este es mi país, y esta es mi gente, gente buena que trabaja, sueña, alcanza y mira de frente.»
Este Jingle sonaba en unos de los viejos comerciales de Pan Bimbo, para mí no cabe duda de su actualidad cuando lo volvemos a traer a la presente discusión sobre el Osito Bimbo, la publicidad, afectos y su relación con el consumidor.
Con la nueva Norma Oficial Mexicana NOM-051 sobre las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas no alcohólicas envasadas se han tenido que retirar las imágenes de las mascotas de las marcas de los empaques, sin embargo, ahí no concluye este dramático fenómeno cultural. Revelando en primer momento la supuesta tradición confluyente en un vínculo emocional con el personaje y su tensión contra las lógicas de “imposición” de “discursos estatales totalizadores” queriendo privar a las personas de una identidad compartida y encarnada en el Osito Bimbo la cual se expresa en “el mame”.
Este mame lleva como distinción la “resistencia” como se puede ver en algunas imágenes compartidas en las redes sociales y desde ese lugar pretendo colocar este parcial punto de vista. Considerando la existencia de un vínculo emocional que se re-actualiza en la supuesta pérdida sin agotar el mame, pensemos ese vínculo re actualizado como algo no cristalizado sino un presente re actualizado, continuo y sostenido en figuras inmediatas, rápidas y de fácil lectura.
Las comunidades digitales han generado un gran cumulo de personajes eficaces en generar vínculos afectivos al sustraerlos y volverlos memes, es ahí, en ese momento cuando la resistencia contra los discursos totalizantes no pasa por el Osito Bimbo y la nostalgia, al cual, desposeyéndolo de su construcción particular, su identidad “bimboesca” que tiene una tradición en las lógicas del mercado y en tal caso aparece otra cosa encarnada en la imagen del Osito Bimbo.
Regresando al jingle anteriormente mencionado pareciera que estamos hablando de una consigna batalla objetivada en las comunidades del mame expresándose en “Este es mi país, y esta es mi gente”, cosa que pareciera cierta, el Osito Bimbo está arraigado de formas distintas a las nostalgias con consignas veladas en un mercado operante y subjetivo que reclama pertenecerle al Osito Bimbo y viceversa.
¿Qué clase de afectos y vínculos se juegan en las imágenes construidas y reproducidas?
Encontramos posicionamientos velados construyendo relatos «confluyentes» a los “discursos oficiales” expresados en apropiación y rechazo a identidades afines. Pensando en la multiplicidad de fenómenos en el mundo digital que convergen en la sobreproducción de imágenes, modelos fugaces, las fake news, publicidad y la infancia ya ampliamente analizados.
Los variopintólogos lo entendemos desde las irrupciones y administraciones de una economía doméstica de las comunidades digitales entendidas como editoras y productoras de discursos. Estas no desdibujan los discursos totalizadores del mercado y su respectiva publicidad construida históricamente, sino que alejan en posicionamientos múltiples, pero sin desmarcarse de ese momento y resultando en un juego en doble sentido para estas lógicas de mercado y las comunidades digitales. Con una tensión entre modelos afectivos re-actualizados con los cuales generan vínculos con los personajes en el presente y una demanda para abandonar aquello que le es propio en beneficio de una lectura política siempre en crisis e históricamente inconclusa. De esta manera, esta opinión parcial puede entender la tensión como una resistencia a perder retazos de una identidad cultural encarnada en el Osito Bimbo mostrando una crisis en las identificaciones en los modelos culturales, crisis en el sentido en que estas identificaciones se encuentran arraigadas en el mercado por no decir en el consumo.
Subjetividades con prisa de establecer relaciones vinculares inmediatas, no importa lo absurdo que estas sean, en sus identificaciones soportan el mame y dan posibilidad de construir nuevas identidades contradictorias revelando tensiones más profundas entre lo concebido como salud y bienestar en la población por un lado, y por el otro, las crisis de las identidades culturales en las subjetividades con prisa. Entonces, si este es nuestro país, y esta es nuestra gente, gente buena que trabaja, que lucha y que siente, ¿Qué tipo de identidades estamos construyendo y defendiendo ante las lógicas de mercado? Y a todo esto ¿en dónde dejamos el cuerpo?