- El aumento al salario mínimo en 2020 fue bueno, pero aún no es suficiente para reducir la desigualdad.
- De acuerdo con el artículo 123, los salarios mínimos deberán ser “suficientes para cubrir las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de sus hijos”.
Una de las propuestas para reducir la brecha de la desigualdad social del precandidato a la gubernatura del Estado por Morena, Juan Ramiro Robledo Ruíz es aumentar el salario mínimo, tal como lo planteó hace unos días el Presidente Andrés Manuel López Obrador. Durante décadas el salario mínimo estuvo congelado, siendo una de las causas de la desigualdad, origen de todos los males que aquejan a la sociedad: pobreza, exclusión, criminalidad y corrupción. Actualmente el salario mínimo apenas es suficiente para adquirir la canasta básica, sin embargo, no alcanza para costear las necesidades para tener una calidad de vida digna, como vivienda, vestido, transporte y esparcimiento, es decir, lo mínimo para estar igual o por encima de la línea de bienestar.
La propuesta de Juan Ramiro Robledo es fijar un piso mínimo de ingreso para los trabajadores y trabajadoras de todos los sectores en San Luis Potosí, estén sindicalizados o no, y de esta forma mejorar las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables.
Es momento de combatir la desigualdad, cambiar las relaciones de poder y mandar un mensaje contundente a la población sobre la dignificación del trabajo. También es muy importante dejar claro que Juan Ramiro Robledo tiene claro que cualquier medida económica de este tipo es y debe ser progresiva, así como contar con un consenso mayoritario de los empleadores.
Además, son las mujeres quienes mayoritariamente se ven más afectadas por los salarios bajos, por ello, otra de las propuestas de Juan Ramiro Robledo es empujar a políticas públicas para su dignificación y desarrollo, como lo es equiparar su sueldo al de los hombres. Un aumento del salario mínimo mejora la equidad y reduce la pobreza, alienta la producción y por ende la productividad; es simple: si le va mejor a las y los trabajadores nos va mejor a todos.