Por Dolores Hdz.
Este sábado 30 de julio dio por concluido el XLII Festival Internacional de Danza Lila López, con la participación especial de la Compañía Nacional de Danza de México. El evento tuvo lugar en el Teatro de La Paz a las 20:00 hrs.
Al recinto comenzaron a hacer fila cientos de asistentes, quienes emocionados se dispusieron a tomar lugar dentro del teatro que poco a poco se llenaba, para después encontrarnos con un lleno total.
Para el cierre del Festival se contó con la presencia de la Secretaria de Cultura Elizabeth Torres, el Director General del fomento Artístico Mtro. Rabinal Gamboa López, el Oficial Mayor en representación del Gobernador del Estado, la Presidenta municipal de Soledad de Graciano Sánchez Leonor Noyola Cervantes, y la Directora del Festival Lorena Ma. Guadalupe Azcona Chávez, quienes entregaron reconocimientos a los artistas ganadores de diferentes concursos nacionales en sus diferentes categorías: fotografía, danza, dibujo y escultura.
La Secretaria de Cultura del Gobierno del Estado procedió al cierre formal de las actividades del Festival. Nos compartió unas palabras relativas a lo que se vivió durante la semana de esta ya reconocida fiesta para la danza a nivel internacional, y después procedió a presentar a la Compañía oriunda de la Ciudad de México.
Finalmente se abrió el telón, y poco a poco iban apareciendo, de uno en uno los bailarines en el escenario, conformando así un grupo de aproximadamente 20 danzantes en escena. Con palmadas, movimientos repetidos y sonidos producidos por su cuerpo, se apoderaban de la atención del público.
La compañía nos regaló varios actos, entre ellos algunos solos de danza clásica, pues se hacían presente vestidos y zapatillas, propias de este estilo, así mismo fuimos testigos de algunas obras que no podían ser registradas por un tema de derechos de autor, y claro que se trataba de una danza bastante novedosa con tintes contemporáneos , movimientos muy rápidos, algo muy nuevo y que no vimos en días pasados, en pocas palabras simplemente chispeante y divertido, como si Charles Chaplin hubiera dirigido este maravilloso acto.
Nuevamente en una censura de registro de obra, atestiguamos lo que parecía ser una puesta romántica sacada del siglo XVII, por los vestuarios pomposos, y como si no fuera suficiente ponernos en contexto, el olor a copal se apoderaba de un teatro que premonitoriamente había apagado sus aires acondicionados. Era entonces que la música, los bailes, los atuendos y los aromas nos remontaban a épocas antiguas, de momentos románticos, alegres, pero también de desdicha. Para después cerrar con un ballet de estiramientos prefectos, saltos aerodinámicos, sin duda un performance de alto rendimiento, pues la puesta en escena duro aproximadamente 1:30 hrs, por lo que la condición atlética y profesionalismo de los artistas era más que evidente.
Finalmente cerró el telón, y en ovaciones pocas de pie, los asistentes se despedían y reconocían el trabajo y el talento de estos artistas, que sin lugar a dudas hacen del baile una disciplina.
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