Después de las fiestas de Año Nuevo, hay un ritual casi tan esperado como las campanadas: el recalentado. Este momento no solo revive los sabores de la cena, sino que se convierte en una tradición llena de historias y curiosidades.
¿Por qué sabe mejor? Según expertos culinarios, el reposo permite que los ingredientes se integren mejor, intensificando los sabores. Platillos como el bacalao, los romeritos y el pavo adquieren una textura y un gusto únicos al ser recalentados, volviéndose protagonistas de este banquete del día siguiente.
Además, el recalentado tiene un lado práctico. En muchas familias, es una forma de evitar desperdicios y al mismo tiempo, alargar la convivencia. Las reuniones suelen extenderse hasta la tarde, acompañadas de sobremesas llenas de risas y recuerdos de la fiesta.
Curiosamente, en algunas casas, el recalentado no solo incluye los platillos tradicionales; también se improvisan nuevas recetas. Las tortas de bacalao o los tacos de pierna se suman al menú, dando un giro creativo a los clásicos.
Esta costumbre mexicana, tan presente en las festividades decembrinas, no solo alimenta el cuerpo, sino también el espíritu de unión y alegría que caracteriza al Año Nuevo.
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