El reconocimiento de Flow como Mejor Película de Animación en los premios Óscar ha generado un impacto inesperado: el aumento en la adopción de gatos negros, tradicionalmente marginados por supersticiones.
Tras el estreno del filme, diversas organizaciones de protección animal reportaron un incremento en las adopciones y mayor conciencia sobre la esterilización, identificación y prevención del maltrato.
Dirigida por el letón Gints Zilbalodis, Flow cuenta la historia de un gato negro solitario que, tras una inundación, se une a un grupo de animales en un barco flotante. Juntos, deben aprender a sobrevivir y cooperar en un mundo transformado. Con una propuesta visual impactante, la cinta aborda temas como el abandono y los prejuicios hacia estos felinos.
“Siempre me ha fascinado la naturaleza”, comentó Zilbalodis. “No me interesan las distopías ni los dramas realistas. Prefiero crear paisajes naturales donde el entorno sea parte esencial de la narrativa”.
El éxito de Flow no solo conquistó a la crítica, sino que también abrió una conversación sobre la protección y el respeto hacia los gatos negros, dándoles un nuevo lugar en el imaginario colectivo.
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