El alcalde de San Luis Potosí, Enrique Galindo Ceballos, ha pasado de ser un paria político tras su expulsión del PRI a ser el objeto de deseo de los dos partidos más relevantes del panorama político actual: Morena y el PAN. En un giro que resalta las incongruencias del juego político, ambos partidos ahora consideran integrar al polémico personaje en sus filas.
Por un lado, el diputado de Morena, Carlos Arreola Mallol, declaró que su partido está abierto a recibir a Galindo, pero con condiciones claras. “Morena es un partido para quienes no mienten, no roban y no traicionan,” afirmó, aunque de inmediato puso en duda que el expriista cumpla con estas características. “Hasta ahora no. Él sigue apoyando al PAN y representa a un sector político que el pueblo ya no quiere,” dijo, dejando entrever que el alcalde tendrá que hacer más que solo pedir la membresía.
A pesar de las críticas, Arreola Mallol reconoció que Morena, “el Ferrari rumbo a la gubernatura”, podría considerar su llegada como estratégica, dada la necesidad de dirigentes y candidatos fuertes. Sin embargo, enfatizó que el partido tiene un compromiso con el liderazgo femenino: “Es tiempo de mujeres transformadoras.”
Por otro lado, desde el PAN, el diputado Rubén Guajardo Barrera destacó que el camino natural para Galindo sería afiliarse al blanquiazul. Argumentó que el alcalde ya ha trabajado en coalición con el PAN y que su perfil administrativo y aceptación ciudadana lo convierten en un activo importante. Sin embargo, Guajardo Barrera también marcó distancia al señalar que el PAN tiene principios y estatutos distintos al PRI, dejando claro que la afiliación no sería automática ni incondicional.
La paradoja no pasa desapercibida: mientras el PRI deja ir a una de sus figuras más visibles, Morena y el PAN, en sus discursos de rechazo al PRIAN y al “neoliberalismo”, respectivamente, se muestran dispuestos a reclutarlo.
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