En una villa del condado de Makueni, Kenia, los habitantes fueron testigos de un fenómeno inusual: un aro de metal de media tonelada y aproximadamente 2.5 metros de diámetro cayó del cielo. Afortunadamente, el objeto no causó daños, pero su aparición generó gran expectación entre los lugareños.
La Agencia Espacial de Kenia (KSA) ha iniciado una investigación para determinar el origen de este misterioso artefacto. En un comunicado oficial, la KSA adelantó que el aro podría ser parte de un cohete espacial. “Estos objetos suelen ser diseñados para quemarse al regresar a la atmósfera terrestre o para caer en áreas deshabitadas, como los océanos”, explicó la agencia.
Aunque aún no se ha identificado a qué país, agencia espacial o empresa podría pertenecer esta pieza, la KSA pidió no apresurarse a sacar conclusiones. “Este es un caso aislado, en el cual la Agencia llevará a cabo una investigación conforme al marco establecido por la Ley Espacial Internacional”, destacaron las autoridades.
Contexto global de la basura espacial
Según la NASA, en la órbita terrestre baja existen unas 6,000 toneladas de basura espacial, conocidas como “debris”. Este material incluye fragmentos de naves espaciales, cohetes, satélites descompuestos y otros residuos generados por la actividad humana. Durante los últimos 50 años, se estima que un trozo de debris cae sobre la Tierra cada día.
Aunque la mayoría de estas piezas suelen desintegrarse al entrar en la atmósfera o caer en zonas deshabitadas como la tundra canadiense, el desierto australiano o Siberia, en ocasiones alcanzan áreas pobladas. En 2024, dos incidentes relacionados con debris generaron atención mediática: un fragmento de una nave de SpaceX cayó en un resort turístico en Carolina del Norte, mientras que una pequeña pieza, al parecer de la Estación Espacial Internacional, perforó el techo de una casa en Florida.
La caída del aro en Kenia pone de relieve los riesgos latentes de la basura espacial y la necesidad de regular las operaciones espaciales para minimizar su impacto en la Tierra. Mientras tanto, los habitantes de Makueni aguardan respuestas sobre este curioso visitante del cosmos