Estamos viviendo una etapa de contrastes, tanto de ideologías políticas como de intereses. Cuando se pensaba que por fin se había establecido una ruta de justicia y claridad en la vida pública del país, resurgen las hipocresías y simulaciones.
Esto debido a que, más allá de las corrientes de pensamientoy los proyectos de desarrollo, el dinero sigue siendo la única religión de la mayoría de los dirigentes nacionales de los entes políticos en México, quienes mediante el discurso pretenden justificar sus actitudes desleales; sin considerar la opinión de la mayoría, aunque insistan en que si lo hacen.
Algunas agrupaciones políticas que se decían antagonistas, hoy dejan atrás sus máscaras y se unen para enfrentar al movimiento que, por primera vez en la historia de México, a tan solo tres años de su registro como organización política ganó una contienda presidencial; mismo que llevó al triunfo al líder social más importante de los últimos tiempos.
Sin embargo, gracias a las herramientas de transparencia y a las redes sociales, hoy los ciudadanos están muy despiertos, cada día se hace más transparente la información y llega a los rincones más escondidos.Y aunque el periodismo de odio también ha participado activamente,goza de nula credibilidad ante un país que se ha visto notoriamente beneficiado.
Hoy existe en el aire la confianza de que el pueblo puede diferenciar con toda claridad, a los políticos que buscan únicamente el poder por el poder y el dinero ilícito, de los que realmente luchan por principios e ideales.
Y aunque la oposición acusa al actual Gobierno de poner el poder en manos del pueblo con fines electorales, la realidad es que se están estableciendo las bases para que la ciudadanía tome participación activa en las decisiones trascendentales del país, y nunca más se antepongan intereses personales o de grupo sobre los intereses comunes.