En 2024, Japón alcanzó su cifra más baja de nacimientos desde que comenzaron a recopilar estadísticas en 1899, con 720.998 nacimientos, lo que representa una caída del 5% en comparación con el año anterior. Este descenso marca el noveno año consecutivo de baja natalidad y ocurre 15 años antes de lo que se había previsto. Se espera que, cuando se publiquen las cifras exclusivas de ciudadanos japoneses, los nacimientos caigan por debajo de los 700.000 por primera vez en la historia.
Mientras tanto, Corea del Sur experimentó un leve repunte en su tasa de natalidad, el primero en nueve años, impulsado por un aumento en matrimonios postergados por la pandemia.
En Japón, aunque los matrimonios aumentaron un 2,2%, alcanzando los 499.999, el país sigue enfrentando una crisis demográfica. La baja natalidad y el envejecimiento de la población han generado preocupación por el futuro económico y social. A pesar de los esfuerzos gubernamentales, como subsidios para la crianza y permisos parentales extendidos, los expertos advierten que las medidas implementadas hasta ahora han tenido un impacto limitado.
Se proyecta que la población de Japón caerá un 30% para 2070, reduciéndose a 87 millones de habitantes, de los cuales 4 de cada 10 serán mayores de 65 años. Este panorama plantea retos significativos, como la presión sobre los trabajadores jóvenes y la necesidad urgente de revisar las políticas migratorias.
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