En su esfuerzo por frenar la influencia cultural occidental, el líder norcoreano Kim Jong-un ha prohibido el consumo de alimentos como hot dogs y budae-jjigae, según reportes internacionales. Estos platillos, populares en Corea del Sur y asociados con la cultura estadounidense, han sido catalogados por el régimen como actos de «traición».
Las penas por infringir estas restricciones incluyen trabajos forzados, en una campaña que también busca eliminar productos como Spam, un ingrediente común en el budae-jjigae. Este guiso, conocido como “guiso de base militar”, combina elementos surcoreanos y estadounidenses, y llegó a Corea del Norte en 2017.
El régimen también ha intensificado otras medidas de control social, como la prohibición del divorcio sin aprobación estatal, bajo el argumento de que es un acto “antisocialista”. Las penas incluyen hasta seis meses de trabajo forzado.
Estas decisiones refuerzan el aislamiento cultural y social en Corea del Norte, en un intento por consolidar el dominio interno del régimen.