Por Carlos Reyes
Hacer la semblanza de un FESTIVAL como el de Danza Contemporánea Lila López, amén de ser tarea monumental para sintetizarse en una intervención pública de breves minutos, exige entenderlo desde sus múltiples enfoques creativos. No se trata de un FESTIVAL unidisciplinario, es EL FESTIVAL ARTÍSTICO—así, con mayúsculas—que HA TRASCENDIDO LAS FRONTERAS POTOSINAS que lo vieron germinar.
Ya se cuentan cuatro décadas desde que la fiesta dancística, más allá de ser un mero escaparate de los ejecutantes de la disciplina, ha sido ESCUELA- así QUE NO SOLO HA FORJADO A BAILARINES Y COREÓGRAFOS. lo ha significado también para escenógrafos, técnicos de iluminación, tramoyistas, maquillistas, vestuaristas, actores y músicos, por apenas nombrar algunas disciplinas y oficios teatrales que se creería directamente hermanadas con la danza.
No obstante, manifestaciones artísticas, en apariencia ajenas a la cultura del cuerpo en movimiento, como la plástica, la fotografía, el video documental, el Diseño grafico e incluso la narrativa han confluido armónicamente en la cita dancística potosina.
Si bien es posible que a nadie de los presentes sorprenda escuchar que el FESTIVAL Internacional de Danza Contemporánea “LILA LÓPEZ” sea la arena donde convergen las artes mencionadas, hay que entenderlo como el precursor de las instituciones artísticas y culturales oficiales en nuestra entidad Potosina. NUESTRO FESTIVAL, Y ORGULLOSAMENTE DIGO NUESTRO, pues es un legado que nos dejó NUESTRA MUY QUERIDA MAESTRA LILA a todos los promotores culturales. Este fue pionero en la promoción cultural local, cuando aún no se había oficializado, pues recordemos que hace 42 años no existía el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes, ni el Instituto de Cultura, lo que hoy es la Secretaría de Cultura de San Luis Potosí.
Es ahí donde radica la proeza de la MAESTRA LILA LÓPEZ, quien con su poder de convocatoria, BASADO EN AMABILIDAD Y HUMILDAD, congregaba a exponentes del arte, además de intelectuales y periodistas culturales.
El FESTIVAL era una verdadera fiesta de los Potosinos, quienes cada verano esperaban la cita obligada para admirar a las compañías dancísticas que arribaban a la capital del estado, procedentes de otras regiones del país y del orbe. El “espectáculo” no se limitaba a los recintos culturales. Éste comenzaba desde que los jóvenes bailarines, auténticos “animales escénicos”—como respetuosamente los calificara un pilar entre los críticos de la danza, el Maestro Carlos Ocampo—pisaban suelo potosino, ataviados con su innegable aura de artistas.
Durante más de quince días, los que duraría el FESTIVAL, las calles de nuestro centro histórico, que alberga los espacios artísticos mas emblemáticos, los hoteles sede como el nostálgico Hotel Concordia y los restaurantes como la Posada del Virrey acogían a los grupos de danza, y a los periodistas que también se suman al festejo en el que el cuerpo y el movimiento, son los protagonistas indiscutibles.
El Arte y la Cultura en San Luis Potosí, vivía quince días de desvelo, ya que al término de las funciones, los organizadores y participantes, coincidíamos en aquellas tertulias en las que compartíamos la experiencia de estar en la ciudad que ayudaría con el paso del tiempo a tener el FESTIVAL más importante de Latinoamérica.
El estímulo que el FESTIVAL ofrece a través de los premios que otorga, es ejemplo fiel de su carácter multidisciplinario.
Con nombres de las grandes personalidades que han enaltecido el mundo de la danza contemporánea, son los mismos dados a cada una de las categorías con que se reconoce el trabajo de los artistas más destacados en sus respectivos campos creativos: “Guillermina Bravo”, a la trayectoria en el mundo de la danza; “Raúl Flores Canelo”, a la labor magisterial; “San Luis Potosí”, otorgado por el público potosino a la mejor coreografía; “Ana Sokolow”, a la obra plástica relacionada con la danza; “Emma Báez”, de pintura infantil El niño y la danza; “Walter Reuter”, al registro fotográfico y “Dr. Luis Bruno Ruiz”, al desempeño periodístico.
Efectivamente, el periodismo también fue otro de los ámbitos que se enriquecieron con el FESTIVAL Internacional de Danza Contemporánea. Las ruedas de prensa y los Encuentros Latinoamericanos de Críticos de Danza, fueron otra arena en la que el mismo Luis Bruno Ruiz, el ya citado Carlos Ocampo, así como figuras relevantes como Cesar Delgado, Oscar Flores, Juan Hernández, Merry Mau Master, Ma. Elena Mata, Alma Olguín, el Rockero Rosa, Mabel Diana y la distinguida presencia del Maestro Carlos Monsiváis, la critica de arte Raquel Tibol entre los foráneos: o de casa—cuando el periodismo cultural se ejercía con oficio—Álvaro Muñoz de la Peña, Rogelio Hernández, Juan Antonio García, la Señora Emilia Cervantes, Teresa Granados, Angélica Maldonado, Su Servidor Carlos Reyes, Hugo Rentería, Alexandro Roque, Socorrito de León, Roberto Ruíz, entre otros esgrimieron, en defensa de sus posturas, con la pluma sobre el papel o con su voz en el debate crítico. Así, la capital potosina no sólo abrió sus puertas a los intérpretes y ejecutantes de la danza.
El terreno también se dispuso para recibir a los corresponsales de la prensa cultural de mayor prestigio en el país. Las trayectorias más pulidas de la esfera periodística nacional, proyectaron a San Luis Potosí, ante el exterior, como una auténtica capital cultural por el tesón con que era realizado por la Gran LILA LOPEZ que con el apoyo de las maestras Carmen Alvarado, Nieves Gurria, Yolanda Alvarado, y el personal administrativo de nuestro querido Instituto Potosino de Bellas artes dieron vida al Festival Internacional de Danza Contemporánea.
Para acotar, la mística del FESTIVAL radica en que éste fue escuela, pero no sólo de danza contemporánea; ese mérito ya lo tenía bien ganado su fundadora, la maestra Lila López. El festival fue escuela multidisciplinaria de los artistas que, a través de sus manifestaciones creativas, año con año se dieron cita para dar muestra del perfeccionamiento de sus respectivas técnicas y habilidades.
Fue ESCUELA, también ya se dijo, de una forma crítica y elocuente de hacer periodismo cultural. Fue ESCUELA de cómo ejercer la promoción cultural y de ahí que se sentaran las bases para la conformación de las instituciones culturales oficiales que a la postre, lo acogerían. Pero también fue ESCUELA para los espectadores potosinos, quienes encontraron en él una forma completamente propia de vivir el arte y la cultura.
Hago votos porque la convergencia entre las artes, una verdadera prensa cultural y la sociedad civil siga siendo, por muchos años más, la esencia del FESTIVAL Internacional de Danza Contemporánea Lila López.
¡Lila, Siempre Lila!