El Congreso del Estado aprobó la modificación al artículo 3° la Ley de
Planeación del Estado y Municipios de San Luis Potosí, que tiene por
objeto poner en el centro a la familia como principio rector, con la
finalidad de identificar especificidades e informar sobre las necesidades
y características de las familias en San Luis Potosí, desde un preámbulo
para la definición de políticas y programas destinados a afianzar sus
capacidades, su bienestar y el ejercicio de sus derechos.
En el dictamen de esta iniciativa, se indica que en las propuestas de
políticas se considera a la familia como un factor explicativo del
comportamiento individual y se recomienda la adopción de medidas para
que actúe como barrera de contención de diversos problemas sociales.
Sin embargo, no hay coherencia entre la extrema importancia asignada
a las familias por los gobiernos, las instituciones religiosas y los
individuos y la atención que efectivamente se les otorga en las políticas
públicas.
Se indica que las familias desempeñan funciones esenciales como núcleo
de la sociedad para la socialización y cohesión de las sociedades, así
como para el cuidado, y dichas funciones se ejecutan mediante arreglos
diversos, en el contexto de las alternativas ofrecidas por las políticas
públicas, el mercado, así como de las organizaciones de la sociedad civil.

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Por ello, analizar a las familias, es urgente como un objetivo para
entender nuestro panorama regional, pues los cambios en las
estructuras familiares son dinámicos y no ocurren de manera
homogénea, en ese sentido es primordial entender la evolución de las
familias frente a los cambios ocurridos en los hogares, sea por su
dinámica de ingresos, por sus contextos demográficos y el desarrollo
social.

Se ha observado que un Estado con prosperidad pone en el centro a la
familia, pues esta es factor de desarrollo, de ahí la importancia de tener
un enfoque pro familia que permita reconocer la diversidad de
dificultades que enfrentan sus integrantes al no ser vistos como una
célula social dinámica y únicamente en una individualidad no
cohesionada con una perspectiva de derechos.
En ese sentido es que las políticas que han de favorecer a la sociedad
han de contener como principio a las familias, no desde una visión
reactiva sino proactiva, pues apostarle a las familias es apostarle al
desarrollo, pues ante este nuevo contexto mundial, las familias son
quienes están sosteniendo con sus propias herramientas las
complejidades de la pandemia, y aquí es donde el Estado no debe estar
ausente sino actuar con un enfoque preventivo que permita fortalecer la
cohesión familiar frente a los factores del sistema.