La Administración Espacial Nacional China (CNSA) anunció que su misión lunar, llamada Chang’e-6, inició su trayecto de regreso a nuestro planeta con una serie de muestras recogidas en la cara oscura de la Luna. Las primeras de su tipo en la historia de la humanidad.

De acuerdo con la CNSA, el objetivo se consiguió porque “ha logrado un gran avance en el diseño y la tecnología de control de la órbita retrógrada lunar”, e implementó novedosas tecnologías de muestreo inteligente y rápido, así como de despegue y ascenso lunar.

Las muestras fueron recolectadas en el cráter Apolo, ubicado en el hemisferio sur del rostro oculto del satélite terrestre. El lugar fue elegido por su tamaño (537 kilómetros de diámetro) y la posibilidad de que ofrezca a la comunidad científica datos para determinar la existencia de agua en la superficie lunar, pues el terreno, por su profundidad, ha mantenido una temperatura estable a lo largo de su existencia.

“La elección se hizo por el valor potencial de exploración científica de la Cuenca Apolo, así como por las condiciones de la zona de aterrizaje, incluidas las de comunicación y telemetría y la llanura del terreno. La superficie en la cara oculta de la Luna es más accidentada que en la visible, con menos áreas planas continuas. Sin embargo, Apolo es relativamente más plana que otras áreas del lado opuesto, lo que favorece el aterrizaje”, añadió el organismo gubernamental en un comunicado.

Gaceta UNAM